Mitos sobre la Gammagrafía

Queremos compartir con vosotros unas aclaraciones sobre ciertos “mitos” sobre las Gammagrafías.

5 Falsos Mitos sobre las Gammagrafías

1. La gammagrafía duele
No es una prueba dolorosa en absoluto. Tras la inyección en una vena del brazo, el /la paciente se tumbará en una camilla y se procederá a sacar una serie de imágenes.


2. La gammagrafía es muy peligrosa porque irradia mucho
Al contrario que en otras pruebas radiológicas, la radiación que recibe el paciente con la gammagrafía es equivalente a una radiografía convencional o incluso menor.


3. Tiene efectos secundarios debido al contraste que se inyecta
El radiofármaco que se inyecta al paciente no es un contraste. El contraste (normalmente Yodo o Bario), permanece en la sangre mientras se realiza la prueba y por tanto algún rechazo del mismo siempre existe. El radiofármaco por el contrario, busca su órgano diana a estudiar y allí se localiza con la gammagrafía. No tiene efecto secundario alguno.


4. Es una prueba claustrofóbica
Las gammacámaras son abiertas o semiabiertas, por lo que el paciente no sufre ninguna crisis de claustrofobia frecuentes en otras técnicas diagnósticas.


5. Hay que evitar una semana el contacto con niños y mujeres embarazadas
Falso. La vida media del Tecnecio (Tc 99m, isótopo utilizado para las gammagrafías) es de seis horas, por lo que el paciente, evitará estar a menos de un metro con niños y mujeres embarazadas durante las seis horas siguientes a la inyección.